El sujeto acusado de asaltar y abusar sexualmente de una joven de 20 años, empleada de una panadería, quedó procesado por cuatro delitos graves. Todas las pruebas en su contra y el prontuario que lo incrimina.
La Justicia procesó con prisión preventiva al hombre acusado de asaltar y abusar sexualmente de una joven de 20 años, empleada de una panadería de la zona de Las Cañitas, en el barrio porteño de Palermo.
Se trata de Paulo Antonio Díaz (35), quien fue detenido y quedó procesado como presunto autor de cuatro delitos, todos en concurso real: «robo» y «abuso sexual agravado por el acceso carnal y por haber ocasionado un grave daño a la salud de la víctima».
También por «privación ilegal de la libertad doblemente agravada por haberse cometido con violencia y por el daño ocasionado a la salud de la víctima» y «lesiones leves agravadas por haber sido cometidas por un hombre contra una mujer con violencia de género».
La medida fue dispuesta por el juez nacional en lo Criminal y Correccional 5, Manuel De Campos, en una resolución en la que también trabó para el imputado un embargo de 10 millones de pesos.
Qué pasó en la panadería Las Cañitas, según la Justicia
«Las pruebas acumuladas, y la valoración efectuada, permiten recrear los hechos investigados y también la intervención criminal de Díaz en aquellos, de modo que se habilita la etapa para que este proceso pueda avanzar hacia otras etapas ulteriores y, primordialmente, la central; del juicio oral», señala el juez en uno de los párrafos de su resolución.
El juez, al describir el hecho, dio por probado que ocurrió el 29 de octubre último, aproximadamente a las 7.30, en la panadería llamada «Kraft Vengan Bakery» ubicada en la calle Soldado de la Independencia 772, en Las Cañitas, Palermo.
«En esa ocasión, Paulo Antonio Díaz, aprovechando que el comercio se encontraba cerrado, pero con la puerta abierta de la persiana del frente, ingresó al local y abordó a la empleada -su identidad se reserva para resguardarla-, quien se encontraba en el interior, sola, esperando la llegada de un proveedor», señala la resolución.
Luego, relata que el delincuente sorprendió a la mujer, le dijo que estaba «armado», le ató las manos con cordones de zapatillas, se apoderó de 4.000 pesos de la caja registradora, la llevó al baño, le ató también los tobillos con otros cordones y allí abusó de ella, tras lo cual escapó del lugar.
Como se sabe, Díaz fue individualizado y detenido el 1 de noviembre pasado, a tres días del hecho, en la localidad bonaerense de Maquinista Savio, partido de Escobar, y se negó a declarar al ser indagado.
Todas las pruebas acumuladas contra el agresor
A nivel probatorio, De Campos destacó la gran cantidad de videos de cámaras de seguridad del propio local y de domos de la Ciudad y otras privadas, con las que se pudo individualizar al delincuente y sobre todo, al trabajo de la Policía Científica sobre las huellas dactilares levantadas en la escena.
Es que la clave de la investigación por la que se logró identificar a Díaz, fueron las huellas dactilares que el abusador dejó en un envase tipo tetrabrik de litro de jugo «Cepita del Valle», sabor naranja.
En la resolución, se destaca que la División Papiloscopía y Patronímica de la Policía de la Ciudad levantó cuatro rastros papilares aptos para cotejo y tanto el «Sistema de Identificación Multibiométrico» (MBIS), como la base de datos del «Sistema Federal de Identificación Biométrica para la Seguridad» (Sibios) concluyeron que una de esas huellas se correspondía «de manera categórica y fehaciente» con la impronta del «dígito meñique derecho» del imputado Díaz, en ocho causas registradas en la Policía Federal Argentina (PFA).
Con las imágenes de los videos, la División Individualización Criminal de Policía Científica de la PFA estableció que la fisonomía del delincuente captado por las cámaras presenta características faciales semejantes a Díaz y que también coincidían algunas de sus señas particulares como tatuajes y cicatrices.
Además, el juez De Campos le otorgó un valor probatorio primordial al testimonio en sede judicial de la víctima, cuya identidad se resguarda para preservarla.
«Se impone decir que su relato, brindado en sede judicial, es aún más significativo para la disposición del presente auto de mérito que el resto de la prueba incorporada, porque, además de proporcionar su voz a la instrucción, describió con detalles cómo se inició la agresión, lo que le dijo ese sujeto para intimidarla, las simulaciones realizadas para sostener que estaba armado y todo lo otro que hizo, dentro del baño, para abusar sexualmente de ella, por un tiempo prolongado.
Si bien los detalles del abuso contado por la víctima en el expediente también se van a reservar para resguardar su intimidad, explicó que ni bien entró al local, el imputado le dijo que la estaba «robando», que sacó 4.000 pesos de la caja registradora, que la llevó al baño donde le ató las manos y tobillos con los cordones de las zapatillas, en todo momento la intimidaba diciéndole «si quería morirse» y que luego vino el abuso, el cual calculó que duró como «media hora» y al que describió como «eterno».
El frondoso prontuario de Paulo Antonio Díaz
El juez hizo una mención especial a los antecedentes penales de Díaz, enumeró seis de sus condenas y aseguró que «registra un frondoso prontuario que nos advierte sobre su conflictividad permanente con la ley penal».
A su vez, señala que los delitos por los que fue condenado «constituyeron serios atentados contra la integridad sexual y propiedad de las personas» y destacó que «todas las víctimas de los delitos cometidos por el nombrado son mujeres».
El imputado tiene múltiples antecedentes por robo, daño, amenazas, abusos y tenencias de estupefacientes, entre otros delitos cometidos entre 2010 y 2023, y por los que fue declarado «reincidente».
Entre todas sus causas, resalta un «abuso sexual agravado por el uso de armas» cometido en abril de 2019 contra una adolescente de 15 años a metros de un paso bajo nivel de las vías del ferrocarril Mitre, en el barrio de Núñez, a tan sólo diez cuadras de donde en 2003 asesinaron a Lucila Yaconis.
Por ese hecho, fue condenado por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 7 de Capital Federal a dos años y medio de cárcel, pero a una pena unificada de seis años que se le dio por cumplida en noviembre de 2022.
En su última causa, que data de julio de este año, estuvo tres meses detenido por una tentativa de robo hasta que recuperó la libertad el 14 de octubre pasado.